La ciudad es una experiencia sensorial compleja, la imagen mental creada es la sumatoria de abstracciones visuales, sonoras y táctiles, enriquecidas por las experiencias construidas por cada individuo en su interacción social y según sus intereses específicos al abordar la ciudad.
En este ejercicio, se propone aislar el sentido de la vista, que generalmente es el que prima en la construcción de los imaginarios, para así, fragmentar y hacer evidentes, características de lo urbano que normalmente se perciben muy débilmente. Los estudiantes experimentan un recorrido urbano con los ojos vendados, acompañados por un guía, y se hace la transición entre recintos urbanos con características urbanas distintas, el reto: crear y aislar imaginarios construidos con cada uno de los sentidos en uso, su tarea; escuchar, oler y tocar la ciudad.
Sin el sentido de la vista en funcionamiento, el pregón de un vendedor ambulante, así como el ruido de los motores de viejos y destartalados buses se tornan protagonistas de la escena urbana, el olor imprimirá un carácter al lugar, así como, abrazar los arboles y tocar las texturas de paredes y pisos afinara la percepción de la estética y calidad de los espacios.
¿Qué tan armónica percibes la ciudad?, ¿Como suena, o a que huele?, ¿Cuáles pueden ser los niveles de agresión percibidos?, ¿Donde te sientes mas cómodo? Y, ¿Con cuales características del espacio asocias la calidad de la ciudad? Son solo algunos de los interrogantes que seguramente tendrán respuestas diferentes y más creativas después de este ejercicio.
Con la entrega del plano del sector, donde se especifica la ruta, se inicia el proceso que se divide en tres etapas: recorrido, reflexión y construcción de un Collage como propuesta de arquitectura urbana.
Estudiantes de Urbanismo IV semestre, Universidad Pontificia Bolivariana, Monteria, 2008
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