De derecha a izquierda, los arquitectos; Rafael Pertuz, Alberto Saldarriaga, Karina Romero, Ivan Pestana y Jairo Torralvo, en la oficina de A622 Arquitectos.
Para nosotros siempre es un placer y un honor compartir con el Maestro Saldarriaga. En esta ocasión nos regala las siguientes reflexiones sobre la obra de su amigo y arquitecto, en mayúsculas, Rogelio Salmona y que nos permitimos publicar en nuestro blog.
"Rogelio Salmona: La Experiencia de su Arquitectura"
Las primeras obras de Rogelio Salmona en Bogotá datan del final de los
años 50 del siglo pasado, justo después de su regreso al país después de diez
años de trabajo en Francia, en el estudio de Le Corbusier. Sus primeras
actividades se desarrollaron en el mundo académico de las universidades De Los
Andes y Nacional en las que tuvo a su cargo cursos de historia de la
arquitectura y talleres de diseño. El primer proyecto que llamó la atención del
mundo estudiantil y profesional colombiano fue el conjunto multifamiliar El
Polo, proyectado en conjunto con Guillermo Bermúdez Umaña. Cuatro años después
de su llegada, cuando su nombre era ya reconocido como un renovador de la
arquitectura profesional, recibió el grado de arquitecto en la Universidad de
Los Andes. Contaba entonces con 34 años de edad.
En los 49 años
transcurridos entre su llegada a Bogotá y su deceso, Salmona desarrolló una
intensa actividad como proyectista y paralelamente se erigió como un pensador
sobre la ciudad y la arquitectura y como un activista en causas relacionadas
con la defensa del mundo de lo público y el derecho a la ciudad. Sus ideas
fueron consignadas en innumerables entrevistas y en breves escritos en los que,
con enorme lucidez conceptual y sentido poético, construyó una manera de
entender y hacer la arquitectura fuertemente personal y al mismo tiempo abierta
a ser compartida por quienes como él han creído que el ejercicio de la
arquitectura desborda los límites del proyecto para convertirse en una acción
de enorme significado cultural.
La lista de sus
proyectos notables es muy larga y en todos ellos hay valores especiales que
destacar. Interesa, para esta nota, dar algunas sugerencias para aproximarse a
la experiencia de la arquitectura de Salmona, en la que hay aspectos que muchos
pueden compartir y otros que se reservan para cada persona que construirá su
propia experiencia.
En el conjunto
residencial El Parque en Bogotá, por ejemplo, es admirable el diálogo
simultáneo de los edificios con las montañas y la ciudad y la construcción de
un lugar compuesto por múltiples escalas de percepción y experiencia: la
cercana o inmediata del peatón, la del residente que recorre sus corredores o
habita en sus espacios y la lejana desde la ciudad o desde las montañas, Si se quisiera tomar este conjunto
como base para construir sugerencias de apreciación de otras obras de Salmona,
podría desde ya decirse que una de sus cualidades singulares es la de la
multiplicación de la experiencia de la arquitectura mediante la propuesta, para
quien las recorre, de diferentes planos de percepción y escalas de relación
fuera y dentro del edificio y conjunción de distintos órdenes y geometrías en
la construcción del espacio arquitectónico.
Es interesante verificar
estas afirmaciones en otra obra, la biblioteca pública Virgilio Barco Vargas en
Bogotá en la que, en la conjunción del edificio con la topografía del lugar,
creada por el mismo arquitecto, permite ascender desde el nivel de la calle a
la meseta desde la que se divisan las distintas caras de la silueta de la
ciudad, luego descender a un patio de escala casi doméstica, acceder a otro
patio, ocupado casi totalmente por una fuente escalonada, en ingresar al
vestíbulo para ver fragmentos de ciudad enmarcados por la arquitectura,
ingresar a la sala de lectura a la vez amplia y recogida y, luego de recorrer
una rampa en espiral, llegar a la cubierta, internarse en unos pequeños
desfiladeros formados por los tragaluces de la sala de lectura o descansar en
las planicies de las terrazas para ver, desde otro ángulo, la misma ciudad a
través de otras imágenes.
Una mirada semejante a
las anteriores puede aplicarse sin esfuerzo a otras de sus obras: la Casa de
Huéspedes de Cartagena con sus patios y su largos ejes que rematan en la
silueta de la ciudad antigua, el edificio de Posgrados de Ciencias Humanas de
la Universidad Nacional de Bogotá con el silencioso patio-fuente que da acceso
a la biblioteca o, el centro cultural Gabriel García Márquez cuyos puentes y
pasarelas enlazan la tierra con el cielo y establecen, para quien los recorre,
un nivel intermedio desde el cual se divisa la ciudad.
Como ya se insinuó, lo
dicho hasta ahora es una sugerencia y una invitación. Las obras de interés público
de Salmona están pensadas para ser vividas, recorridas, sentidas por todos los
ciudadanos. Hay que aceptar esa invitación.
+ Información:
Informacion de contacto: jairotorralvo@hotmail.com
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