Pequeños Formatos de +A622
Creo que cada trabajo que realice un arquitecto, por más pequeño que este sea (el trabajo), debe tener un contenido y significado, debe ser coherente con el pensamiento que, por supuesto, caracterice e individualice a su autor, en el caso del Pequeño Formato; que se muestra como una minúscula obra de remodelación, extensión arquitectónica o quizás como un sencillo volumen aislado, debe ser aun más coherente, al punto de mostrarse como una prolongación de producciones mayores o más complejas, de otra manera, además de pequeño, el resultado será insignificante e irrelevante.
Es común, en nuestro medio y aun más en el gremio de arquitectos, subvalorar este tipo de trabajos, incluso al arquitecto que los realiza, lo que se ha traducido en una costumbre muy arraigada: delegárselos a los maestros de obra. El resultado es, claramente, la generación de un círculo vicioso perjudicial para nuestra profesión: se genera menos trabajo para el arquitecto, la demanda es para trabajar mayormente en pequeños formatos, pero estos resultan muy engorrosos y mal pagos, por ende se renuncia a ellos delegándoselos a los maestros pero si se asumen resultan costosos, el potencial cliente opta por pagar una cantidad menor y decide trabajar con el maestro, entonces se genera menos trabajo para el arquitecto y………. aquí se repite el ciclo.
Recepcion de un gimnasio donde solia haber un pasillo y cafeteria improvisada
Almacen de subasta ganadera en el espacio de tres parqueos
Si quisiéramos profundizar en la importancia y oportunidad que representa trabajar con pequeños formatos, solo habría que pasearse por la historia de la arquitectura moderna, estudiar los principios de la Bauhaus, donde sus integrantes comprendían que tenían un compromiso que abarcaba desde la mejora de la estética de la cotidianidad hasta la transformación de toda la sociedad de su época, quizás hacer un recorrido por la arquitectura de las ferias universales, por las muy cacareadas “expo” actuales o, simplemente, darle un vistazo a películas como "Mi Tío" (1965) del director francés Jacques Tati, donde una pequeña casa moderna, sus electrodomésticos y mobiliario son tomados como protagonistas de la trama del filme, pero en esta ocasión para hacer énfasis en su disfuncionalidad.
A mi manera de ver, a pesar de que los encargos de pequeño formato, pueden generarnos menores ingresos y si son reformas, la minuciosidad y la imposibilidad de obtener resultados totalmente satisfactorios, quizá nos desanimen, estos pueden verse como oportunidades para estructurar ideas o conceptos que estén en proceso de formación, para mejorar técnicas constructivas y estéticas, explorar nuevos materiales en pequeñas cantidades, incluso, para mostrar calidad profesional atraves de nuestra capacidad para prestar atención a los detalles, lo que representa al final, todo un reto profesional.
El aprendizaje en los pequeños formatos puede ser la puerta para oportunidades mayores y mejores, además de permitirnos el placer de transformar los espacios, haciendolos útiles y con - sentidos.
Escrito por: Jairo Torralvo
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